A ocho años del primer #niunamenos
Por Mili Olivera*
Milagros, Nahir, Sofia, Rocio, Valeria, Emilse, Haydeé. Son solo algunos de los nombres que nos arrebató la violencia femicida y patriarcal en Córdoba. Nombres que hoy son banderas de lucha y de memoria colectiva. Sus corazones y sus sueños aún siguen vivos en los nuestros
No se si sabían, pero aprovecho esta fecha para contar que el proceso de gestación de Ni Una Menos nace de la lucha por los DDHH, nace de la implementación de la ESI y nace también, un poco, de los medios de comunicación. Ante la muerte de la adolescente, Quiara Páez en manos de su novio en Santa Fe, fue una periodista, Marcela Ojeda, quien publicó en Twitter: “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales … mujeres, todas, bah.. no vamos a hacer nada? No vamos a levantar la voz? NOS ESTAN MATANDO con signos de pregunta y de exclamación. De esta pregunta, de estas palabras es como se gesta esa marcha histórica multitudinaria en 2015.
Mañana sábado se cumplen 8 años de aquella movilización y aun seguimos exigiendo Ni Una menos. Esa marcha y ese colectivo tuvo y tiene el valor de que desde que se empezaron a realizar estas manifestaciones, comenzó a visibilizarse el número de femicidios en nuestro país.
El Observatorio Nacional de las Mujeres de la Matria Latinoamericana “Mujeres, Disidencias, Derechos” (MUMALA) ha publicado un informe que revela datos preocupantes sobre la violencia de género en Argentina. Desde el 1 de enero de 2015 hasta el 30 de mayo de 2023, se registraron 2209 casos de femicidios, femicidios vinculados y trans/travesticidios en todo el país.
Dicho informe destaca que el 86% de estos casos corresponden a femicidios directos, mientras que el 7% son femicidios vinculados de varones o niños, el 5% son femicidios vinculados de mujeres o niñas, y el 2% son trans/travesticidios. Los meses con mayor cantidad de femicidios son enero, marzo y octubre.
Cabe destacar que Córdoba se encuentra entre las provincias con mayor cantidad de casos, lo que evidencia la gravedad de la situación en la región.
Córdoba ha experimentado un preocupante aumento en la violencia de género, con 11 femicidios registrados en lo que va del año 2023, ubicándola en el tercer lugar en términos de cantidad de casos, según La Casa del Encuentro.
Los datos revelan también que solo el 19% de las víctimas en 2022 denunciaron algún tipo de violencia de género, según el Observatorio de Femicidios de Mumalá.
Es preocupante cómo funciona el sistema de justicia y porqué solo el 19% de las victimas denuncia y la carga de la denuncia sigue siendo responsabilidad de las mujeres, qué tipo de capacitación tienen los y las funcionarias, cómo se vuelve a victimizar cada vez que debe denunciar cuando el victimario rompió la perimetral, cuales son los recursos y cuántos de ellos llegan al interior.
Solo por dar un ejemplo, Evelia Zárate, de 46 años, falleció ayer, luego de permanecer internada en el Hospital Domingo Funes. Había recibido un disparo en la cabeza por parte de su pareja, Fernando Heredia, en la ciudad de Cruz del Eje. La carátula fue confirmada por el fiscal como homicidio calificado, agravado como femicidio por haber sido ejecutado por la expareja de la víctima. El botón de pánico no funcionó porque en la zona rural de cruz del Eje no llega bien la internet.
Le pongo nombre a algunos números que nos deja el trabajo del colectivo, porque no me olvido que detrás de esos números, hay nombres. Como dice la canción sin miedo: “Hay Cecilias, Claudias, Micaelas, Yamilas, Jonás, Melisas”. Y nenas abusadas y víctimas de trata, madres e hijes llorando a seres queridos.
Detrás de esas cifras y de esos nombres estamos también nosotras, porque esos nombres y esas historias son las que nos dan fuerza para luchar a las que estamos vivas, a las que aun quedamos en pie. “Que retiemble en sus centros la tierra, al sororo rugir del amor” terminaba la canción
Por eso hay que exigir con todo el aliento de nuestra voz: paren de matarnos
Y lo vamos a seguir diciendo en este medio, en la calle, en las redes porque Decir Ni Una Menos no es, un ruego ni un pedido. Decir Ni una menos es plantarse de cara a lo que no queremos: ni una víctima más. Si tocan a una nos tocan a todas. Y ahí estaremos. Incomodando y visibilizando, hasta que nos den lo que nos deben, que es mucho.
¡Ni Una Menos!
¡Vivas y libres nos queremos!
Paren de matarnos
*Conductora de “Mañanas locales”, docente y activista feminista