LEER EL MUNDO… CON LAS INFANCIAS y ADOLESCENCIAS
Por Verónica Córpora
Inicio ésta columna sencilla y novedosa para mí que estoy ejercitando el campo de la escritura y acercándome con más atención al mundo de la literatura.
Escribir un espacio de Infancias y literatura es no sólo un gusto de exploración y compartir sino, y más en éstos tiempos, un ejercicio de ternura en el sentido más político de la palabra. Concepto de Fernando Ulloa que plantea la necesidad de abrigo, alimento y buen trato… vaya definición e invitación de compromiso.
Es amplio y rico el universo literario dedicado, disfrutado y habilitado a niñas, niños y adolescentes, no hay experticia en ello, pero sí el entusiasmo de habitar éste espacio compartiendo novedades, propuestas y lecturas con ojos y zapatos pequeños y ojalá zapatillas 35?
En éste tiempo, fuera de los tiempos habituales, hemos escuchado frecuentemente la palabra frontera… se cierran fronteras acá, allá, en países, pueblos, provincias, pequeños y grandes lugares del mundo… Hoy quiero enunciar el concepto de frontera indómita de la escritora Graciela Montes, que tendrá su especial en ésta columna a la brevedad, ya que ha sido, y es, una persona dedicada a la Literatura Infanto Juvenil y ensayista profunda. La autora menciona el concepto de frontera indómita que nos introduce en primer lugar en ese espacio natural para el niño y generalmente olvidado por el adulto: el mundo de la fantasía y la imaginación, construido a través del artífice de la escritura y reconstruido una y otra vez por medio de la lectura. Espacio en que se entremezcla la realidad con la ficción y que requiere de nuestra complicidad para poder existir, como aquel tercer espacio donde interactúa lo objetivo y subjetivo, el adentro y el afuera de cada uno, y ese espacio que se forma es profundamente poético, singular.
Para que el espacio sea representable y habitable, para que podamos inscribirnos en él, debe contar historias, tener todo un espesor simbólico, imaginario, legendario. “Sin relatos –aunque más no sea una mitología familiar, algunos recuerdos–, el mundo permanecería allí, indiferenciado, no nos sería de ninguna ayuda para habitar los lugares en los que vivimos y construir nuestra morada interior”, resume también la antropóloga Michèlle Petit.
M. Petit que toma de Graciela el leer el mundo ( y yo se los pido prestado) afirma: “Proponer literatura y arte es animar el espacio concreto, darle sentido” , y tiene razón ya que el mundo cotidiano, rutinario, material, mediante la literatura se abre a todo un territorio interior de conocimiento que debemos aprovechar y reconocer.
Éstas mujeres de mirada profunda, consideran que leemos el mundo mucho antes de aprender a escribir…cuantas veces pensamos que sólo se lee cuando niños y niñas empiezan la escolaridad formal… y ahí es dónde surgen mis preguntas y mi delicado acercamiento a explorar las lecturas del mundo . Me pregunto:
Cómo lee el mundo un niño con hambre? cómo lee el mundo una niña o niño que ha conocido los lobos de los cuentos dentro de sus propias casa? cómo leen el mundo aquellos que nadan en juguetes y nadan en soledad también? ¿ Cómo leen el mundo los que reciben cariño, cuentos, abrigo, caricias, palabras y cómo los que la violencia los atraviesa desde la panza? Cómo habitan los espacios, qué literatura hay en su cotidianeidad?
Quienes me conocen saben que éstas son las preguntas que alientan a conectar el eje de mí columna, que pueda ser con otros luego, que intento con ésta exploración ensanchar la mirada poética, conocer las lecturas cotidianas de niños niñas y adolescentes, porque no los pienso por lo que van a ser, sino por lo que están siendo hoy y el tiempo es ahora. Abonar las desmesuras, explorar los territorios de frontera, entrar en los caracoles de las historias, los vínculos, las ideas como dice Montes. Dice Graciela también: recoger indicios, construir sentidos.
Hacer el esfuerzo de abrigar con literatura, sin buscar resultados, sin medir…,dejar que cada palabra apoye cuando sea necesaria, oportuna si quiere, si puede…, atender los matices, leer lo próximo. En la habilitación, sí ser obstinados, en ello propongo invitación a los adultos padres, madres, abuelos, mediadores, bibliotecarios, docentes, profesionales de la salud y a todos los que de manera generosa somos hacedores de transmisión cultural. Y en ello sí, exigir lo mejor y tolerar lo que devenga como dice Philippe Meirieu.
Invito a Leer el mundo, hoy un mundo cerrado ¿? cuando éste virus silencioso pase y tal vez proponga un nuevo orden, albergo esperanza de fortalecimiento de la poesía cotidiana sin prisa, morando en lo importante, compartiendo historias.