¿La participación social quedó limitada por el plato de comida?
Cada vez se hace más difícil, en estos tiempos de neoliberalismo desatado, participar socialmente en alguna iniciativa grupal o seguir participando activamente en los diferentes espacios socioculturales.
Muchas veces nos invitan a unirnos o formar un grupo para activar una problemática o una necesidad a corto o largo plazo que nos involucra directa o indirectamente, pero pasa el tiempo y es complicado comprometerse o poner la cabeza en estos espacios que tantos hace falta en estos días.
La situación económica hace que muchos de nosotras y nosotros tengamos que aumentar nuestro tiempo o dedicación para llevar el “un plato de comida a la mesa” y negar o disminuir la participación social en varios lugares.
El tiempo ganado o invertido en capital social más el capital cultural perdió la pulseada ante el capital económico, o nunca la ganó o nunca acumulamos y fortalecimos el capital social o el capital cultural. Este término de “capital”, trabajado por varios sociólogos en especial por Pierre Bourdieu, comprende o acumula varias variables que hoy están en juego ante el avance del neoliberalismo extremo; estas variables están relacionadas con el tiempo y espacio libre, recreativo, de trabajo en grupo en el barrio o simplemente de relaciones; “pensar en algo distinto fuera del mercado dominante” para hacer lo que nos gusta.
Hoy, no podemos ocupar el tiempo que queremos para acumular capital social o cultural, porque en nuestras prioridades, el primer puesto lo ganó el capital económico, es decir, cubrir las necesidades básicas con un trabajo que la mayoría de las veces no es lo que nos gusta hacer.
El avance de las políticas públicas por el actual gobierno nacional, acompañado por los gobiernos provinciales y locales hacen la reproducción del famoso “no te metas”, pero sin imponer la fuerza de coacción como en tiempos pasados, sino trabajado sicológicamente para que no participes porque “tu tiempo es valioso para el mercado”.
Actualmente, es más sutil la manera en que se manejan estos poderes corporativos de opresión, te aprietan por el lado del trabajo y que no tengas otra cosa más que pensar solamente en trabajar cada día un poco más para llevar siempre el mismo plato de comida a la mesa.
Las redes sociales son una herramienta positiva y negativa, que en estos tiempos nos auxilian a estar comunicados y compartir información a través de un teléfono, sin que supuestamente surja la necesidad de reunirnos y nos brinda la posibilidad de ocupar ese espacio para otra actividad. De mi parte apoyo la necesidad de reunirnos de modo personal y compartir el tiempo y espacio, sin dejar de usar “el celular” como medio de comunicación; pero para varias o varios vecinas o vecinos es su modo de participar, están ocupadas y ocupados en otras cosas o sin ganas de reunirse, y les sirve este modo wassapiano de organizarnos.
La manera de utilizar redes sociales es a criterio personal, hoy, ¿utilizar los grupos de wassapp es positivo o negativo? Realmente no lo sé, es difícil de inclinarse por un extremo de la balanza o quizás sea un conjunto de ambos con un cierto equilibrio; pero lo que es seguro que muchas veces la utilización maliciosa de redes sociales y la tela araña de los medios hegemónicos ayudan a que el poder se acumule y se concentre cada día más en un grupo reducido de la población. Es un formato de la época feudal, y no me refiero al poder económico como dominio solamente, sino simplemente obtener “un cierto poder de pensar distinto”; hoy por hoy, un delibery de remedios mecanizados “te cura y te soluciona la vida” sin que vos tengas la molestia de pensar, o mejor reproducido el ¿para qué pensar?
Es difícil y nada sencillo estar dentro del sistema y que por todos los frentes te estén apretando para que no participes más que en tu trabajo, pero siempre la esperanza está en construir o reconstruir una sociedad más justa, participativa y equitativa, con independencia de pensar distinto. Esta crisis, ¿es solo económica? O ¿es social, cultural y sicológica? Es una sumatoria, que no debemos permitir que aplaque las relaciones, vecinos y vecinas. Es imprtante no bajar los brazos y destinar un poco de nuestro tiempo a participar en algún espacio en forma activa, pasiva o solo ser participe como receptor de información para dar batalla social y cultural y que está en pleno apogeo.