No solo de yuyos se viste el patio

Por MAXIMILIANO CEBALLOS – BIÓLOGO

 

En las dos últimas publicaciones de esta columna hablamos de enredaderas nativas, su importancia como integrantes de nuestro bosque, su potencial como especies ornamentales y particularmente las dos especies que tratamos tienen importancia porque sus  frutos son comestibles. Son solo dos de varias especies de enredaderas y trepadoras nativas que podemos encontrar en la zona y como enredaderas que son, necesitan un soporte sobre el cual crecer, que bien pueden ser nuestros cercos pero también árboles. Hoy le toca el turno a uno de esos árboles: el chañar, árbol que también brinda frutos comestibles, frondoso follaje y es muy apreciado en medicina popular por sus propiedades para tratar de manera eficiente afecciones respiratorias.

¿Por qué el chañar? En lugares que han sufrido algún disturbio como incendios o desmontes es una de las primeras especies del estrato arbóreo en colaborar en la recuperación del bosque. Tiene una alta capacidad de rebrote y regeneración a partir de las raíces, y si le damos el tiempo suficiente es capaz de crecer y desarrollarse sin la intervención antrópica, es decir sin brindarle demasiados cuidados, además su crecimiento es rápido durante las edades juveniles con lo que en pocos años (unos 7 más o menos) tendremos árboles de buen porte dando sombra y reparo.

La forma de crecimiento de sus raíces dan origen a un conjunto de plantas dispuestas en forma más o menos circular, llamadas isletas, con plantas de mayor tamaño y edad, próximas al centro y las más pequeñas en los bordes .El chañar se reproduce además por semillas que son diseminadas por animales, principalmente aves y ganado doméstico que se alimentan de sus frutos. Si en nuestros patios, jardines o veredas vemos algún chañar seguramente habrá rebrotes en las proximidades, y es esta particularidad la que tenemos que aprovechar para permitir la regeneración y recuperación de nuestra vegetación nativa. Debajo de los chañares vendrán un sinnúmero de especies arbustivas y herbáceas.

Una práctica que puede ayudar en este sentido es revisar atentamente antes de cortar el pasto de veredas y si identificamos rebrotes señalizarlos, al cabo de uno o dos años y superarán en metro de altura y sus tallos serán bastantes resistentes.

Por su puesto se trata además de una especie de alto valor ornamental, el desprendimiento continuo de su corteza deja a la vista su llamativo tronco de color verde (chañar vendría de la raíz mapuche “chaña”, que significa desnudarse por lo que su nombre hace alusión a la forma de desprendimiento de su corteza). Su floración, apenas empieza la primavera, antecede a las hojas por lo que sus copas explotan en un amarillo intenso y perfumado.

Vamos a la ficha técnica que tanto me gusta:

El nombre Científico es Geoffroea decorticans Burk y pertenece a la familia Fabaceae.

Descripción: es un árbol xerófilo (que puede vivir con poca agua), caducifolio de 2 a 10 m de alto. Cuando crece aislado es un árbol que alcanza los 10 metros de altura. Es espinoso, ramoso casi desde su base; su tronco varía en un diámetro de 10 a 60 cm y además se caracteriza por tener la corteza parduzca que se desprende en tiras longitudinales secas y pardas. Las flores, reunidas en racimos corimbosos amarillo-anaranjados y perfumados, aparecen antes que las hojas o en forma simultánea y son muy visitadas por abejas. Tiene hojas compuestas, verde grisáceo, fasciculadas sobre las ramas. En el tallo presenta ramas terminadas en espinas duras, de aproximadamente 2 cm de longitud. En los ejemplares jóvenes, la nueva corteza se observa de color verde brillante, no así en los ejemplares añosos, en los cuales la misma es rugosa, oscura y, aunque hay decortización, no llega a exhibirse el verde lustroso. Su fruto es una drupa globosa u ovoide lisa, dulce y comestible, de color rojizo brillante y hasta 3 cm de longitud. La floración se da entre agosto y diciembre.
Se desarrolla en todo tipo de suelo, soporta terrenos áridos, desérticos y salitrosos. Es poco exigente a las condiciones del suelo.Se puede encontrar en casi toda la provincia, pero por debajo de los 1300 msnm. En Argentina, se lo encuentra desde la provincia de la Pampa hacia el Norte, y en los países limítrofes de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Algunos comentarios: El nombre específico “decorticans” alude al desprendimiento de su corteza formando los conocidos ritidomas (pedazos de corteza muerta). Forman bosquecillos densos alrededor de una planta madre, desde donde se van desarrollando nuevos individuos a partir de las raíces gemíferas. Brindan protección al ganado y es indicadora de terrenos desgastados y de escasa productividad. Su follaje y frutos son apetecidos por los animales, principalmente las cabras. Con sus frutos se elabora el “arrope” y dos bebidas alcohólicas: la “chicha” y “la aloja de chañar” (especie de aguardiente al que le atribuyen propiedades antiasmáticas). Generalmente, se lo come hervido y mezclado con grasa de pescado. En época de cosecha se lo puede comer fresco, tomado directamente del árbol. También, se lo utiliza para preparar dulce tipo jalea donde se muelen los frutos y se los hierve a fuego lento, no se necesita azúcar ya que el fruto es dulce. Se mezclan con harina de algarrobo, leche o agua para hacer añapa y el arrope. La corteza se utiliza para la medicina popular, y constituye un arbolito especial para cercos rústicos. De su madera se hace postes, tirantes, herramientas, también se lo usa como combustible. En la actualidad, el hombre debe recorrer varios kilómetros para juntar los frutos necesarios para la fabricación de arrope debido a la gran deforestación y desaparición de los bosques.

 

Imágenes: Maximiliano Ceballos

Fuentes consultadas y lecturas recomendadas:

Carón, M. y Ortín, E. 2010. Recuperación del Bosque de Algarrobos Después de un Incendio. Ciencia, Vol. 5, Nº 14. Link: http://www.exactas.unca.edu.ar/revista/v140/pdf/ciencia14-10.pdf

Demaio, P.; Karlin, U. O. y Medina, M. 2002. Arboles nativos del centro de Argentina. Editorial L.O.L.A.

Giménez, A. M.; Hernández, P.; Ríos, N. y Calatayu, F. 2013. Crecimiento de árboles individuales de Geoffroea decorticans Burk., en un bosque del Chaco semiárido, Argentina. Madera y Bosques 19(1):37-51.

Martínez, G. 2010. las plantas en la medicina tradicional de las Sierras de Córdoba. Un recorrido por la cultura campesina de Pravachasca y Calamuchita. Ediciones del Copista.

Ficha (Tomada de flora de Córdoba:  http://www.floradecordoba.com.ar/geoffroea-decorticans-2/)

 

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