¿Y SI NOS ORDENAMOS?

Columna mensual de Sebastián Bonino, vecine del Valle de Paravachasca, que hoy nos pregunta sobre el ordenamiento territorial y continúa indagando acerca de las maneras de organizarnos comunitariamente.

 

¿Y si nos Ordenamos?

Diversas opiniones existen en el Valle de Paravachasca sobre como ordenar nuestro Territorio, las escuchamos en los comercios, en reuniones de amigos o en los medios de comunicación de la región, principalmente en forma de quejas de cómo se planificó nuestro espacio, o específicamente al observar un problema que nos incomoda. Lo más importante es prevenir o anticipar ese problema, estar preparado para solucionarlo o que simplemente no aparezca nunca. Para anticiparlo, el primer paso es ordenarnos y planificar. ¿Pero cómo, y en qué consiste el Ordenamiento Territorial?

El Ordenamiento Territorial contiene un plan de acciones, con criterios y lineamientos, articulados entre las distintas Instituciones -Municipio o Comunas- y  los diversos mecanismos de participación social. Es una herramienta de planificación para todos los habitantes del Valle y es un instrumento de gestión,  de ejecución,  control  y coordinación para los organismos gubernamentales.

El año pasado en las reuniones de la Comisión de la Sub-Cuenca del Rio Anisacate; un grupo de vecines de Alta Gracia con muy buena trabajo y con una visión importante sobre desarrollo sostenible, presentó el proyecto de un Plan de Ordenamiento Territorial para la ciudad; nos explicaron en qué etapa están y que surgió desde el Concejo Deliberante. Cuando finaliza la presentación del Plan, preguntaron sobre la participación que tienen los vecines y si fueron a los barrios para ver la opinión de ellos, la respuesta fue negativa y que hasta el momento lo estaban haciendo desde el Municipio con el armado de un equipo interdisciplinario afines a la temática.

Ir al territorio es esencial, tener la opinión de quien habita el lugar es una herramienta importante al momento de ordenar, nunca vamos a saber más que el que vecine que reside en ese lugar, podremos aportar nuestro conocimiento teórico, pero nunca debe ser la única opinión o la última.

En la misma reunión presentaron la Cuenca Hídrica del rio Anisacate y surgió la duda de si el rio alguna vez se había secado; un adulto mayor levanto la mano y nos informó que en la década del 60 observó que el río se secó, “no había agua”. Esta opinión desde un residente conmueve a más de uno de nosotros, pensando que nunca podría haberse secado semejante rio, pero sucedió una vez y podría pasar nuevamente; igual pasa con la grandes crecidas, construimos sobre los márgenes del río o sobre donde alguna vez paso el cauce natural. Podemos tener toda la información profesional, pero un vecine rompió todas las hipótesis posibles hasta ese momento y ayudó a comprender que era importante proteger esta Cuenca Hídrica con una planificación territorial entre todes.

Los que deben gestionar, ejecutar y controlar estas políticas públicas son los Municipios o Comunas,  por esta razón es importante que tengan una decisión política de encarar la necesidad de planificar de forma mancomunada, garantizando el respeto por las identidades culturales y los saberes locales. Algunos ejemplos de la falta de planificación u ordenamiento territorial en nuestra región son: la ausencia de ordenanzas que controlen la expansión urbana indiscriminada; espacios sin veredas; nomenclatura deficitaria; terrenos subdivididos; caminos rurales necesarios entre el monte y los lotes habitables al momento de un incendio forestal, la forestación con especies exóticas y la desforestación del bosque nativo, el uso de suelo (agrícola-urbano), la falta de infraestructura (agua potable, separación de residuos, luminaria), el cuidado en la gestión de los recurso hídricos y la segregación social (desigualdad o marginación cultural, ideológica o de género).

Nuestro Valle comprende numerosos organismos gubernamentales como Comunas y Municipios y no gubernamentales como Asambleas, Asociaciones Civiles o Sociedad; es difícil que nos pongamos de acuerdo pero no es imposible llegar a un consenso, ciudades como Mendoza y Rosario con la población que tienen lograron avanzar considerablemente en un Plan de Ordenamiento Territorial. Mendoza por estar dentro de una zona de grandes movimientos sísmicos se vió obligada a planificar la ciudad con veredas y calles amplias, con la forestación adecuada para una posible evacuación ante un terremoto. En Rosario hicieron un Plan de Ordenamiento Territorial que firmaron más de 400 organizaciones y accedieron a los barrios reunirse con los vecines al momento de planificar.

Es posible ordenar el territorio, es un proceso largo y complejo que implica una participación activa y comprometida; puede surgir desde diferentes problemas o no, por desastres naturales (Mendoza) o por falta de planificación (Rosario). El resultado es prevenir y mitigar riesgos ante amenazas naturales y antrópicas, mejorar la conectividad y accesibilidad para la integración de la región, y si nos ponemos de acuerdo, con una decisión política de nuestras autoridades,  podremos mejorar nuestro hábitat.

 

Autor: Sebastián Bonino – vecine del Valle

 

 

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