Educando al soberano
Elena García – Especialista en Constructivismo y Educación – Docente
En un momento histórico donde, desde hace un tiempo a esta parte, se ha resignificado el valor de la participación ciudadana, para avanzar en la mejora de la calidad de vida de nuestras comunidades; y donde los movimientos sociales “ecologistas” y de derechos humanos han ido forjando modos de intervenir en la resolución de problemáticas sociales, culturales y ambientales. Nos proponemos repensar, en este manojo de párrafos, ¿Cuál es el rol de la educación? ¿Qué función representan o deberían representar las escuelas?
A pesar de que América Latina es un continente muy diverso, tanto la historia de la democracia en Argentina, como la de la mayoría de los países Latinoamericanos, tienen en común el hecho de ser historias recientes, de pocas décadas. Consolidadas en la época de la llamada ola de transiciones en los años 70´, han seguido un camino caracterizado por una tendencia a pasar gradualmente de un modelo netamente representativo a otro de características más participativas.
La intervención en movimientos sociales, la generación de colectivos, la solicitud de herramientas previstas desde el marco legal (consulta popular, referendum, plesbicito), la demanda de cobertura por parte de los medios (que ha demostrado tener más que ganado el título de “cuarto poder”) entre otros; son espacios en los que los ciudadanos y ciudadanas han ido encontrando intersticios para incidir sobre la realidad local.
Este proceso se ha visto reflejado en luchas de distinta naturaleza – llevadas adelante por ciudadanos, organizaciones comunitarias y/o movimientos sociales- las cuales se producen casi simultáneamente a lo largo y ancho del continente día a día, denotando una potente capacidad de participación social latente. Y que han tenido su contrapartida, destacan varios historiadores, en el surgimiento y consolidación de instituciones participativas que otorgan a los ciudadanos acceso a los espacios de toma de decisiones así como el derecho a involucrarse en actividades de control.
En este contexto… ¿Cuál es el rol de la educación? Y asumiendo que formamos parte de una cultura, en la que se entiende el concepto de educación fuertemente ligado al de escolarización (*)… ¿Qué función representan, o deberían representar las escuelas?
Diversos autores hablan de la importancia de capacitar para la acción señalándolo, incluso, como el ideal formativo desde una perspectiva democrática. En oposición al intento cotidiano que se da en muchas de nuestras escuelas de modificar conductas concretas de los alumnos y transmitir contenidos unidireccionalmente.
Tomemos a modo de ejemplo para explicar esta idea este simpático video. La acción a capacitar, (en este caso correr una maratón) implica todo el complejo de actitudes y funciones que conciernen a los comportamientos, actividades, actos y hábitos necesarios para hacerlo. En el corto, en todo lo que implica los conocimientos técnicos y habilidades motrices para correr una carrera, el ñandú denota ser un experto. Pero, sin embargo presenta problemas en su capacidad integral de correrla, en ser capaz de -y desear- ser un participante cualificado pleno.
Esto nos lleva a pensar en un currículum escolar atravesado por una idea de educación guiada por competencias. Si pensamos que una competencia o capacidad fundamental, organiza un conjunto de esquemas de comportamiento, de percepción, de pensamiento, de evaluación y de acción, que sirven de base a inferencias, anticipaciones, generalizaciones, a selección de información pertinente para la toma de una decisión. Entenderemos que incluye todo lo que implica tener un mejor desempeño en nuestra vida cotidiana y el enfrentar la realidad, y poder modificarla, en condiciones más favorables.
Todo lo anterior, implica, pensar en las escuelas con propuestas que impliquen la puesta en marcha de esas competencias a través de: la vinculación y abordaje crítico de la realidad local y regional que las circunda, la revalorización de las sensibilidades y disposiciones éticas y estéticas y la promoción del ejercicio de la democracia participativa en el marco institucional e interinstitucional. En nuestro Valle existen muchas iniciativas interesantes al respecto: Centros de estudiantes, Kioscos escolares gestionados por Cooperativas de alumnos, Foros Intercolegiales de Espacios de Participación, Proyectos de intervención Comunitaria, etc.
Todos ellos tienen la importancia de implicar la puesta en práctica de las capacidades que señalábamos más arriba con lo cual el desafío es fortalecerlos, diversificarlos, vincularlos entre sí, comunicarlos y ampliarlos.
Dussel (**) dice: “Lo que debería constituir el objetivo de la educación es enseñar a vivir mejor, a estar más preparados para enfrentar la tarea de renovar el mundo común. En definitiva a ser felices.”
Ideas fuertes e interesantes que nos sirven como cierre de la presente esta columna y porqué no apertura para la siguiente.
* Anijovich, R. (2013) Currículum y contenidos de la enseñanza, Posgrado en Constructivismo y Educación, Buenos Aires, FLACSO-Argentina y UAM