Leer el mundo CON BRISAS

Por Verónica Córpora

Éste es el segundo escrito de la columna titulada leer el mundo con las infancias y adolescencias… con el acompañamiento de Michele Petit  y Graciela Montes, buscando, ese espacio poético con raíces en lo cotidiano.

Cuando ví la fecha de la segunda entrega estábamos ya en la despedida de mayo y acercándonos al sexto mes del año. JUNIO, tres de junio , ni una menos y,  por éstos lados de las sierras de Córdoba hace un  año, un 1 de junio,  en el medio de una tarde de sábado cualquiera irrumpía uno de los hechos más violentos, entre otros ocurridos, pero el  primer femicidio en éstas latitudes. Debo decir que, sólo pude en lo personal/ profesional digerir o atravesar el momento gracias al acompañamiento de colegas y equipo, pero merece mención especial la querida compañera Paola Lescano que no tardó ni un minuto en  llegar al  terreno de lo terrible que vivía la localidad ese día.

 Mañana Fría, sol tenue, desconcierto, diálogos breves con un vecindario que de estar disfrutando pastelitos en la tarde del sábado, empezaba el domingo con el horror en la vereda. Un grupo de mujeres , amigas de Graciela y Aydée no sólo desvastadas, sino comprobando una vez más que las redes comunitarias, los afectos compartidos, la mirada puesta en lo colectivo, no sólo hace más soportable lo insoportable, sino que han sostenido desde ahí , cada día, las innumerables batallas cotidianas.

En éste escrito  de hoy dedico mis  reflexiones a la pequeña hija de Aydée que hoy ya camina al lado de su abuela, mimada y maternada por las mujeres mencionadas, la pequeña Olivia, y, en nombre de ella  a todos los niños, niñas y adolescentes que han quedado sin su mamá a la cual le quitó la vida en la mayoría de los casos su pareja, padre generalmente de los mismos.

En Argentina, las estadísticas indican que, aproximadamente 3400 niños y niñas quedaron sin mamá  por violencia de género en los últimos 12 años, ( 125 sólo en lo que vá del año 2020) y con la huella terrible de que su madre fue arrebatada por su propio padre, que en la mayoría de los casos, si hay justicia, estará preso para siempre.

Uno imagina rápidamente que con el pedido de justicia y las marchas se visibilizan las causas completas. Claro que es absolutamente  imprescindible que ello suceda, pero aún queda mucho por hacer en cuanto a la invisibilidad en la que quedan las infancias y adolescencias.

 No hace muchos años existe la ley Brisa (27.452) una ley que pretende reparar en el aspecto económico hasta la mayoría de edad a éstas infancias que además de conocer el horror en sus primeros pasos, a veces y en muchos de ellos, quedan con todo tipo de carencias materiales y económicas. Casi ingenuamente pensamos que ante semejantes noticias se agilizará lo que sea necesario para que ello acontezca. Generalmente no es así. La celeridad en ésta no es suficiente pero al menos puede ser una respuesta que acaricie, aunque sea en  lo simbólico, y  que pueda mostrar al mundo con mirada más onda, mirada que desde abajo espera respuestas, espera poesía, sigue esperando tal vez los fideos calentitos de su mamá que nunca volvió. Como la Brisa pequeña de 2 años que dio nombre a la ley. ( Una de ellas), pero, la realidad indica que apenas el 10,3%de las hijas e hijos víctimas de femicidio accede a la ley. Y casi el 90 por ciento se queda afuera.

“…Son mayoría los chicos y chicas que por mala interpretación de la ley, fallas en la justicia, sentencias confusas o misóginas, laberintos burocráticos y falta de apoyo y acceso a derechos no tienen acceso al dinero para comprar alimentos, cartucheras, leche y zapatillas”. (Maximiliano Montenegro. periodista)

Hay mucha información valiosa de gente comprometida de Ongs, que pueden describirnos los derroteros judiciales para recibir éste beneficio, no me voy a extender en ello, y sí valoro dicha labor. No el número duro es el que importa, o si, para dimensionar la cantidad de niños, niñas y adolescentes que desconocen esto o esperan años o quedan enredados en la burocracia, que termina violentando aún más, no sólo a las infancias ( que de dinero aún no entienden) sino a las familias que, muchas veces atravesadas también por la violencia que precedió al femicidio son vulneradas una y otra vez.

Hoy mis preguntas y reflexiones van hacia la lectura del mundo de las Brisas de nuestro país,

Quien narra sus historias ?, Cómo le transmitimos el mundo?  habrá lugar para el asombro de lo bello? Generamos  las condiciones para que puedan escuchar relatos,  que los nuevos vínculos que tienen que rearmar la historia puedan hacerlo?, propiciamos ese espacio poético que habla Graciela Montes?

La ley Brisa, como así también las leyes de protección integral,  pueden ser la literatura, pueden generar condiciones para que aparezca la poesía, ese espacio que  sabemos que las violencias extremas, tanto las cotidianas, como éstas, generan agujeros profundos, horadan la dignidad, alimentan la desconfianza en todo lo humano…

“Me deslumbraba entonces, el simple hecho de la ficción, que se pudiera construir ese artificio erigiéndolo en universo. Que se pudieran usar las palabras que usábamos para nombrar lo cotidiano con otros fines”, comparto las palabras de Graciela Montes, como nombrar el miedo?, como nombrar lo inentendible?, como nombrar la violencia de esos universos cotidianos con finales trágicos?  Pero también, nombrar las redes que se tejen, las manos que se tienden, las presencias desde las leyes cumplidas, la justicia hecha pan.

La garantía de ésta ley como todos los marcos constitucionales en favor de las infancias y adolescencias pueden convertirse en ese espacio de poesía que muestre el mundo un poquito más abrigado, más calentito…quizás como cualquier pérdida no alcance la poesía más bella para llenar ese hondo espacio, pero con seguridad, no será lo mismo si ello no está.

La invitación hoy es a conocer, insistir y decidir desde cada uno de los lugares en que estemos en el mundo, con la suficiente exigencia, considerada acto de generosidad y justicia, por la escritura y cumplimiento de leyes, escritos, declaraciones y por supuesto poesía, que cuiden y consideren a las infancias y adolescencias como plenos sujetos de derecho y que ello ancle y se vivencie en su cotidianeidad, principalmente las más maltratadas y por supuesto las descriptas aquí.

Hoy,  especialmente Por tod@s las Brisas del país…  hoy, especialmente para Olivia por aquí.

Con la llegada de junio  y  albergando la esperanza que la brisa sea viento hecho palabras les convido un fragmento:      Viento de María Elena Walsh

Viento sur, olor a transparencia silbo de la calandria

madrecita cantora del primer rayo de la aurora. La sopa de los pobres llega al centro

y su vapor al reino de los cielos. Ventolina que barre tormentas

lavadero del alma, nos deja serenitos reciclando la pena en vasto amor.

Silbo de la calandria y vidalita de la esperanza. Darle cuerda al amanecer, empujar un poco al sol, al buen día meterlo en casa. Silba la calandria y nos sorprende en vela,

amuchados, con ganas de seguir. Estación claridad, vamos llegando.

Bibliografía consultada:

Notas periodísticas: El cruel derrotero de los hijos del femicidio. Claudia Rafael.

Ley Brisa: Maximiliano Montenegro.

Consulta al observatorio “Ahora que sí nos ven.”

Informe estadístico “Casa del encuentro Ong”

Publicaciones  de Asociación “Con Voz por una vida sin violencia”.

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